sábado, 11 de mayo de 2024

Tercera edición de Lodo en Amazon! Versión Kindle y tapa blanda a todo color!

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Lodo, mi primera novela, llega a su tercera edición de la mano de Amazon.
En esta tercera edición encontramos dos novedades:
1) Por fin tenemos Lodo en formato Kindle, para vuestros libros electrónicos. Esta versión tiene un precio de 3 euros.
2) La versión impresa, tapa blanda, por primera vez aparece con las ilustraciones originales a todo color( tal cual las concibió el artista Víctor G.Novás). El precio de la versión impresa es de 10´40 euros.

Un abrazo y ojalá que la disfrutéis.

 


martes, 7 de mayo de 2024

Mañana será otro día. Capítulo 16: El especialista.


El especialista

Esta semana, a la hora de elegir qué ver en nuestras salas, dudaba entre dos estrenos. Por una parte, me encontraba la nueva película de Luca Guadadigno (Rivales). Este director me gusta mucho, la verdad. Con Call me be your name (2017) descubrí a Timothée Chamalet, ejerciendo de “Lolita” con el maduro Armie Hammer en un pueblito del norte de Italia. Con ella se dio a conocer e incluso se le vio en los Óscar de aquella edición. Más adelante nos trajo el remake del clásico de terror de Dario Argento, Suspiria. A mí, amante del género, me encantó y me aterrorizó en muchos instantes. Su revisión me parece fascinante. Además, supone su primer acercamiento al terror y, visto el resultado, llama mucho la atención. En ella, la pedazo de actriz Tilda Swinton nos regalaba tres papeles diferentes (incluido uno masculino) y también andaba por allí otra de mis actrices favoritas, Mia Goth (tenéis que ver, sí o sí, X y Pearl, primera y segunda parte de la trilogía de Ti West. En breve cierra la obra, también con Mia de protagonista, con Maxxine. Dios, ojalá podamos verla en salas de cine). El último trabajo del amigo Luca hasta Rivales era Hasta los huesos: Bones and all. Yo la vi en el festival de Sitges y me sorprendió mucho. Trabaja la metáfora de la adolescencia, de los cambios, de los nuevos “yos” que aparecen en nosotros, a partir de la historia de una joven que, un día como cualquier otro, se da cuenta de que es caníbal y no logra reprimir sus instintos. Película extraña e hipnótica, como toda la obra de Luca Guadadigno.

Y, entonces, … ¿por qué no fui a ver Rivales?, si además en ella estaba Zendaya… Por miedo a dormirme…Tranquilos, el cine de Luca no es soporífero; para nada. Lo que ocurre es que conozco al autor y estoy seguro de que en ella encontraría un enredado drama con complejos personajes. Yo, con una reciente paternidad a cuestas, sabía que en cualquier momento de bajada de ritmo, caería en un coma profundo en la sala de cine. De esa manera no disfrutaría de la propuesta del italiano, ni de la sensualidad de Zendaya, sino de dos horas seguidas de sueño regenerador. No era plan. A ver de qué iba hablar yo hoy por aquí.

Afortunadamente, en la cartelera también se encuentra un film atractivo e interesante y que, por lo anteriormente visto de su director, sin duda tendría mucha acción. El entretenimiento estaba asegurado. Estoy hablando de El especialista. Hace muy poco, en la televisión pública, había visto la anterior película de su director, David Leich, llamada Bullet train (antes había visto de él, Deadpool 2 y la segunda parte de John Wick). En ella, cinco asesinos se encontraban en un tren bala con destino a Tokio. Uno de ellos era Brad Pitt. Me sorprendió gratamente. Los castañazos que se daban los protagonistas se entremezclaban con mucha frescura en el guion (enredos casi de films clásicos), mucho humor, mucha diversión y unas escenas de acción muy físicas, dejando bastante a un lado las pantallas verdes y yendo hacia el cine de entretenimiento de toda la vida, con muy buenas coreografías de acción.

Encima, en El especialista me iba a encontrar a Emily Blunt, que siempre está muy bien (ups, qué potente su parto en Un lugar tranquilo) y el amigo Ryan Gosling, actor que desde siempre me ha gustado mucho. Es un tipo que se ha sabido reconvertir en el panorama Hollywoodiense casi de manera inversamente proporcional a su colega Matthew McConaughey. Mientras este pasó de papeles de galán en su primera etapa actoral a personajes complicados y camaleónicos como los de True detective, Dallas Buyers Club, Interstellar o la maravillosa actuación en esa joya, no tan conocida, llamada Mud. En cambio, el amigo Ryan Gosling se mostró en el principio de su carrera, como un tipo duro, rudo, sin gestos, jugando apenas con su mirada, al estilo del enorme Clint Eastwood o del rudo Charles Bronson. Destaco películas como Blue Valentine, Drive o Cruce de caminos. Grandísimas las tres. Un actor con presencia, con mucha presencia. En cambio, últimamente nos encontramos un Ryan mucho más desenfadado. Si bailaba y cantaba que daba gusto en el musical La La Land, ya en Barbie hacía lo mismo, pero de una manera mucho más divertida y extravagante (Barbie es realmente entretenida y te saca un montón de sonrisas).

El especialista es una buena película de acción, al estilo de las que tanto nos gustan de los 80 y 90, donde todo eran efectos prácticos y los especialistas se jugaban la vida para sacar adelante escenas espectaculares y alucinantes.

La sinopsis es sencilla. Un doble de escenas de acción tiene una crisis existencial tras sufrir un casi fatal accidente durante la grabación de una super producción de Hollywood. Tras este percance, se separa de su amor (Emily Blunt, ayudante de dirección) y deja su trabajo. Un año después se vuelven a reencontrar en la grabación de una nueva película. Durante su filmación, se entremezcla una conspiración de aúpa la cual, entre los dos, tendrán que solventar. La pareja protagonista se quiere a pesar de todo, pero anda a “sopapos” todo el día.  Me recordó, salvando las distancias, a Mentiras arriesgadas (James Cameron, 1994), donde la acción y el humor son los auténticos protagonistas.

A pesar de mis ojeras, causadas por mi pequeño Álex, disfruté de lo visto. Además, el film cuenta con una banda sonora de lo más rockera, que acompaña perfectamente a las imágenes y nos sumerge en un ritmillo frenético. Arranca con Thunderstruck de AC/DC y suena, una y otra vez, como tema principal, el clásico de Kiss I was made for Lovin´you. En los conciertos de la banda, cuando lo tocan, Gene Simmons, cantante de Kiss, vuela por encima de los miles de seguidores gracias a una gigantesca tirolina. Puro espectáculo, al igual que El especialista. Buena elección.

Cualquier espectador al que le guste el más puro cine de entretenimiento va a disfrutar de la propuesta. Muchos golpes, algunas risas, su punto romántico, una pareja actoral que vale mucho la pena(aunque Emily Blunt está muy por encima del personaje que interpreta, escrito un tanto a trazo grueso)  y un montón de acrobacias realmente espectaculares poniendo de relieve la noble profesión de doble de riesgo. Por cierto, profesión anterior del director de la película.

Venga, ahora voy a ponerle una pega: la duración. Es una historia muy sencilla, tampoco pretende más. ¿Para qué sobrepasa las dos horas de duración? La semana pasada hablaba de una peli redonda, Civil War, de 1 hora 45 minutos. Cada uno de sus minutos lleno de fondo. No entiendo el porqué de alargar tanto una historia tan sencilla como la de El especialista. Con los 90 minutos de rigor de toda la vida quedaría redondita y bien cerrada.  En el futuro, muchas pelis como esta no se verán (como sí se siguen viendo mil clásicos de los 80) por culpa de su duración. Maldita esta extraña moda de estirar y estirar el chicle.

Pero bueno, que me lo pasé muy bien y mis ojos estuvieron bien abiertos durante todo su metraje, a pesar del sueño acumulado.

martes, 30 de abril de 2024

Mañana será otro día. Capítulo 15: Civil war

 

CIVIL WAR

Tiempos convulsos los que vivimos. Si hay algo que no está de moda en estos momentos es la libertad de pensamiento. En este siglo XXI, ya bien avanzado, parece que hay solamente dos verdades. La primera es que todo es rotundamente cierto o rotundamente falso. Tristemente, hasta las ideas más bárbaras tienen su grupo de seguidores e incluso tendrá un puñado de estudios avalados por diferentes universidades. Todo a la carta. La segunda es que las ideas propias, las posiciones que no estén en la moda de aquellos que consideras de “los tuyos”, tampoco se lleva. Si tu pensamiento no se encamina en uno de los dos bloques, si te mueves en posiciones críticas dentro de tu espacio…se te puede etiquetar de “topo” o de despistado. En este primer cuarto de siglo, no gustan las paletas de colores. O eres de los blancos o eres de los negros, como si de un partido de fútbol se tratara.

Este “nuevo mundo” provoca que la ciudadanía, nosotros, nos movamos en posiciones de enfrentamiento ideológico continuo. No hay debate, hay discusión. Los partidos políticos potencian lo dicho, los medios de comunicación nunca estuvieron tan posicionados…Hace años se decía que no se podía hablar de política en las reuniones familiares. Hoy, ante tal crispación, con bloques en continua tensión, parece complicado hacerlo en cualquier espacio.

De este caldo de cultivo nace Civil War, película escrita y dirigida por Álex Garland, uno de los creadores más imaginativos que hay en la actualidad. Ex-machina; una joya, Men; importante, aunque bastante irregular y, entre otras, para mí, su gran obra junta a la película de la que hoy hablamos, la serie DEVS. Esta mini serie es una incómoda distopía donde el libre albedrío y el determinismo están en todo momento encima de la mesa. Durante 8 episodios conocemos a un super ordenador cuántico el cual genera imágenes a través del tiempo. Sublime. Qué mente tan despierta la de Álex.

Hace tres años asistimos a través de nuestros televisores, a un intento golpe de estado promovido por el presidente saliente en aquel momento de los Estados Unidos, y hoy de nuevo, candidato. Hoy, Donal Trump, tres años después, en plena campaña, dice ante las cámaras, ante sus millones de seguidores, que si no gana las elecciones va a haber sangre. Hablamos de un país considerado una de las grandes democracias del mundo. En Civil War se plantea la posibilidad de que esta tensión apabullante degenere en un conflicto bélico entre vecinos. De que esos tarados que asaltaron el Capitolio cojan sus armas automáticas y se pongan a liarse a tiros contra otros tarados y, en medio de todo esto, la ciudadanía pagando las consecuencias.

Álex Garland nos presenta tan posible distopía a través de cuatro reporteros de guerra. Ellos, acostumbrados a cubrir conflictos en otros continentes, hoy lo hacen en su propio país. Kirsten Dunst encabeza la misión de recorrer por carretera los más de 1000 km que separan Nueva York de Washington. El objetivo es entrevistar al presidente de EEUU, antes de que las fuerzas rebeldes asalten la Casa Blanca y le arrebaten el poder. Ella interpreta a una histórica reportera de guerra, ya muy quemada ante todo lo visto y lo vivido. Walter Moura es otro veterano. Él vive de los subidones de adrenalina que le produce su trabajo. Los acompañan Cailee Spaeny, la joven inocente que comienza su andadura en la profesión y Stephen Henderson, el ya anciano y eminente periodista. Estos dos últimos también protagonizaban la serie DEVS.

Según recorremos los diferentes parajes y escenarios, las imágenes que nos aporta el film se entremezclan con los fogonazos que saltan de las cámaras de nuestros protagonistas. Aparecen ante nosotros retratos fijos. Se quedan grabados en nuestra memoria (al igual que el sonido que nos acompaña en tan complicado viaje). En lo que vemos se confunde la cercanía y la extrañeza. Cercanía porque ya hemos visto matanzas, asaltos, violencia en ese país. Extrañeza porque lo que Garland nos muestra es una guerra abierta, destrozando todo tipo de imágenes de un Estados Unidos que cualquiera de nosotros tenemos pregrabadas en nuestra memoria (sin importar si hemos visitado o no el país) tras haber visto infinidad de películas de Hollywood.

En cada escena de la película hay tanto ritmo como intensidad. Los protagonistas se encuentran en increíbles batallas. En ocasiones, los combatientes no saben, ni les interesa, si son o no del otro bando a los que disparan. Los reporteros documentan matanzas, actos salvajes y como dice el personaje de Kirsten Dunst a la joven que comienza sus andanzas en la profesión: “No le des vueltas a lo que has visto. Nosotros lo registramos para que otros se lo cuestionen”. Walter Moura le dice en otro momento a la joven que ni intente dormir, no va hacerlo. Eso solo lo conseguirá con la ayuda de pastillas.

Álex Garlan ha creado una sobresaliente película. En poco más de hora y media nos muestra muchas verdades de una manera impresionante. Incluso logra, en algunos momentos del film, recrearse y sacar belleza del caos al que asistimos (véase el incendio del bosque).

Producida por A24, se enfrenta el autor ante su obra más grande hasta la fecha y sale victorioso. Aunque todavía es joven, ha declarado no querer seguir dirigiendo. Prefiere centrar su carrera en la creación de guiones. Nosotros nos lo perdemos.

Durante el metraje del filme vinieron a mí mente la cantidad de periodistas extranjeros que en estos momentos permanecen en la frontera con Gaza. El estado israelí les impide asistir, grabar, difundir la masacre que realiza sobre la población palestina. En peor situación se encuentran los periodistas palestinos, pues son más de 100 los asesinados en los últimos meses. Por otro lado, también apareció ante mis ojos la imagen de José Couso, vecino y reportero de guerra asesinado por el ejército estadounidense en plena guerra de Irak hace 21 años, un 8 de abril de 2003. Fue asesinado por intentar contar, al igual que los protagonistas de Civil War, la verdad de lo que ocurría en aquella guerra. Con cámara en mano se jugó la vida y la perdió a causa de un cobarde cañonazo del ejercito yankee al Hotel Palestina, lugar donde se hospedaba junto a otros miembros de la prensa internacional.  

EEUU entendió a José Couso como un enemigo, tanto como lo podía ser Saddam Hussein. Era un enemigo porque podía contar la verdad y, esta, como antes comentaba, no se lleva ni está de moda.

Por cierto, José Couso y su familia siguen esperando justicia.

 

domingo, 21 de abril de 2024

Mañana será otro día. Capítulo 14: El cazador.



El cazador (The deer hunter, 1978)

Clairton, pequeña ciudad de Pensilvania. Años 70. Michael (Robert de Niro), Nick (Cristopher Walken), Steven (John Savage) y Stan (John Cazale) trabajan, al igual que la mayor parte de las personas de esta pequeña ciudad, en la empresa siderúrgica local. Son amigos, son obreros. Michael y Nick, íntimos, desean a la misma mujer, Linda (Meril Streep), pero será Nick el que se comprometa con ella.

Les encanta la fiesta. Una noche celebrando la futura boda de Steven, a altas horas de la madrugada, en el bar donde se reúnen casi a diario, comienza a sonar el tema musical Can´t take my eyes off you. Unos juegan al billar, otros están en la barra tomando cerveza. El ritmillo de la canción les hace mover sus cuerpos poco a poco. Primero uno, luego todos. Al llegar al estribillo, ninguno de ellos puede callarse y lo cantan a viva voz; unidos. Son amigos. Nos sentimos junto a ellos. Nos identificamos en la situación.

Ya en la boda nos adentramos en la mejor celebración vista frente a una pantalla de cine. Más imponente que la que presenciamos en El padrino. ¿Por qué mejor? Porque es real. No vemos a actores y a actrices. Vemos personas como nosotros. Encima de las más de cien personas que bailan y cantan, tres enormes fotografías de Mike, Steven y Nick. Los tres se marchan a Vietnam. Stan se queda. Allí, bailando y bebiendo, aparece un veterano de esta guerra. Se le ve diferente. No hay nada en él tras un rostro impenetrable. El grupo de amigos, absolutamente borrachos, lo observan con jolgorio. Quieren hablar con él. Él los mira y le dan pena. Solo acierta a decir una palabra como respuesta: “mierda”. Luego vuelve a beber.

A la cuadrilla también le gusta cazar ciervos. En las escenas de caza asistiremos a algunas de las más bellas fotografías que nos ha regalado el séptimo arte. Dios, qué bueno era Michael Cimino. Qué pena de carrera truncada. Subiendo montañas nos sentimos acompañados de la naturaleza, así como percibimos el fondo solitario de Mike (Robert de Niro).

En EL cazador (The deer hunter) hay tres películas en una. Tras la presentación de la cuadrilla, aparecemos en plena guerra del Vietnam. Así, de repente, pasamos de ver a Mike con un lanzallamas, a asistir a la captura de los tres amigos por los vietnamitas. Están perdidos. No tienen nada que hacer. Van a morir. Sus captores les obligan a jugar a la ruleta rusa.  Mike contra Nick. Uno contra uno, con un puñado de vietnamitas asistiendo a su muerte con un burdo juego del terror. No son actores, son personas sufriendo. Intentan salir de una situación límite, casi imposible. Cristopher Walken se llevaría el Óscar. Robert de Niro también lo merecía, como John Cazale, Meril Streep, John Savage... Robert de Niro, más duro que su Travis Bickle de Taxi Driver y su Vito Corleone de El padrino 2, logra matarlos a todos y escapar junto a sus compañeros. En la huida, Steven se cae de un helicóptero. Dice “no siento las piernas”. Esa cita es de esta película, no de Rambo.

Tercera parte de la película: el regreso. En el pueblo no ha pasado el tiempo. Casi todo sigue igual. Stan (Cazale) y los que se quedaron siguen bebiendo igual que como lo hacían.  Linda (Meril Streep) continúa esperando a los dos hombres de su vida. Uno regresa, Mike; pero no es él, sino una sombra de lo que fue. Tiene la mirada perdida y hundida del sargento veterano que habían conocido en otra vida. Es otro y, lo peor, es que no sabe quién es. Steven, sin piernas, destrozado, sobrevive en una residencia, lejano a la mujer con la que se casó, lejano a cualquier ruido, intentando no dormir. No quiere más pesadillas. La ciudad ahora es gris. Todo es gris.

Hay uno que no ha vuelto, Nick. Se ha quedado en Vietnam, acercándose al suicidio por un dinero que ni quiere. Encerrado, oculto entre unas experiencias de las que no sabe salir. Mike regresa a por él. Se lo había prometido en una noche de borrachera. “Si me quedo allí, vuelve a por mí”. Así lo hace, pero ya solo regresa con su cuerpo, para así poder enterrarlo.

Michael Cimino nos dice en El cazador que lo opuesto a la guerra no es la paz, sino la amistad. La cuadrilla a la cual acompañamos, en las intensísimas tres horas que dura el film, se rompe a causa de una maldita guerra. Una de esas que vemos en la televisión, hasta que toca de cerca. Una de esas en las que siempre sufren los mismos. Michael Cimino tocaría el cielo con El cazador. Luego, dos años después, el infierno con el descalabro de su magnánima y magnífica (sin los recortes que le hizo el estudio) La puerta del cielo.

El rodaje de El cazador estuvo marcado por la amistad y las relaciones del grupo de protagonistas. John Cazale estaba prometido con Meril Streep. Se querían.  Cuando la conoció (actuando ambos en la misma obra de teatro) le dijo a su gran amigo, Robert de Niro, “he conocido a la mejor actriz de la historia”. No se equivocaba. Cuando faltaban tres meses para comenzar a grabar la película, a John Cazale le diagnostican un cáncer de pulmón terminal. Tenía 42 años y todas las películas que había protagonizado eran obras maestras: La conversación, las dos partes de El padrino, Tarde perros…Pero a la productora no le importaba su currículum. En esas condiciones, no lo quería en la película. Sería un desastre si moría durante su rodaje. Lo quieren despedir. Meril Streep dice que si lo echan a él, ella también abandona el proyecto. A los productores no les importa, es una recién llegada a las pantallas. De repente, el mismo Robert de Niro, estrella absoluta de los años 70, dice que actuará en el fim con la condición de que John Cazale continúe en el proyecto. El estudio accede cuando De Niro costea el gasto de los costosísimos seguros por participar Cazale en estas condiciones. Un millón de dólares de la época. No le importaba, eran amigos. Grabaron de inicio, todas las partes de Cazale, para así no mostrar el evidente deterioro físico que avanzaba día a día. John Cazale murió cuando todavía no se había estrenado la película. Su prometida por aquel entonces, Meril Streep, contó lo que hizo Robert de Niro en la producción de El cazador muchísimos años después.  De Niro nunca había dicho nada. Sin duda, un buen tipo.

Amigos.