El especialista
Esta semana, a la hora de elegir qué ver en nuestras salas, dudaba entre dos estrenos. Por una parte, me encontraba la nueva película de Luca Guadadigno (Rivales). Este director me gusta mucho, la verdad. Con Call me be your name (2017) descubrí a Timothée Chamalet, ejerciendo de “Lolita” con el maduro Armie Hammer en un pueblito del norte de Italia. Con ella se dio a conocer e incluso se le vio en los Óscar de aquella edición. Más adelante nos trajo el remake del clásico de terror de Dario Argento, Suspiria. A mí, amante del género, me encantó y me aterrorizó en muchos instantes. Su revisión me parece fascinante. Además, supone su primer acercamiento al terror y, visto el resultado, llama mucho la atención. En ella, la pedazo de actriz Tilda Swinton nos regalaba tres papeles diferentes (incluido uno masculino) y también andaba por allí otra de mis actrices favoritas, Mia Goth (tenéis que ver, sí o sí, X y Pearl, primera y segunda parte de la trilogía de Ti West. En breve cierra la obra, también con Mia de protagonista, con Maxxine. Dios, ojalá podamos verla en salas de cine). El último trabajo del amigo Luca hasta Rivales era Hasta los huesos: Bones and all. Yo la vi en el festival de Sitges y me sorprendió mucho. Trabaja la metáfora de la adolescencia, de los cambios, de los nuevos “yos” que aparecen en nosotros, a partir de la historia de una joven que, un día como cualquier otro, se da cuenta de que es caníbal y no logra reprimir sus instintos. Película extraña e hipnótica, como toda la obra de Luca Guadadigno.
Y, entonces, … ¿por qué no fui a ver Rivales?, si además en ella estaba Zendaya… Por miedo a dormirme…Tranquilos, el cine de Luca no es soporífero; para nada. Lo que ocurre es que conozco al autor y estoy seguro de que en ella encontraría un enredado drama con complejos personajes. Yo, con una reciente paternidad a cuestas, sabía que en cualquier momento de bajada de ritmo, caería en un coma profundo en la sala de cine. De esa manera no disfrutaría de la propuesta del italiano, ni de la sensualidad de Zendaya, sino de dos horas seguidas de sueño regenerador. No era plan. A ver de qué iba hablar yo hoy por aquí.
Afortunadamente, en la cartelera también se encuentra un film atractivo e interesante y que, por lo anteriormente visto de su director, sin duda tendría mucha acción. El entretenimiento estaba asegurado. Estoy hablando de El especialista. Hace muy poco, en la televisión pública, había visto la anterior película de su director, David Leich, llamada Bullet train (antes había visto de él, Deadpool 2 y la segunda parte de John Wick). En ella, cinco asesinos se encontraban en un tren bala con destino a Tokio. Uno de ellos era Brad Pitt. Me sorprendió gratamente. Los castañazos que se daban los protagonistas se entremezclaban con mucha frescura en el guion (enredos casi de films clásicos), mucho humor, mucha diversión y unas escenas de acción muy físicas, dejando bastante a un lado las pantallas verdes y yendo hacia el cine de entretenimiento de toda la vida, con muy buenas coreografías de acción.
Encima, en El especialista me iba a encontrar a Emily Blunt, que siempre está muy bien (ups, qué potente su parto en Un lugar tranquilo) y el amigo Ryan Gosling, actor que desde siempre me ha gustado mucho. Es un tipo que se ha sabido reconvertir en el panorama Hollywoodiense casi de manera inversamente proporcional a su colega Matthew McConaughey. Mientras este pasó de papeles de galán en su primera etapa actoral a personajes complicados y camaleónicos como los de True detective, Dallas Buyers Club, Interstellar o la maravillosa actuación en esa joya, no tan conocida, llamada Mud. En cambio, el amigo Ryan Gosling se mostró en el principio de su carrera, como un tipo duro, rudo, sin gestos, jugando apenas con su mirada, al estilo del enorme Clint Eastwood o del rudo Charles Bronson. Destaco películas como Blue Valentine, Drive o Cruce de caminos. Grandísimas las tres. Un actor con presencia, con mucha presencia. En cambio, últimamente nos encontramos un Ryan mucho más desenfadado. Si bailaba y cantaba que daba gusto en el musical La La Land, ya en Barbie hacía lo mismo, pero de una manera mucho más divertida y extravagante (Barbie es realmente entretenida y te saca un montón de sonrisas).
El especialista es una buena película de acción, al estilo de las que tanto nos gustan de los 80 y 90, donde todo eran efectos prácticos y los especialistas se jugaban la vida para sacar adelante escenas espectaculares y alucinantes.
La sinopsis es sencilla. Un doble de escenas de acción tiene una crisis existencial tras sufrir un casi fatal accidente durante la grabación de una super producción de Hollywood. Tras este percance, se separa de su amor (Emily Blunt, ayudante de dirección) y deja su trabajo. Un año después se vuelven a reencontrar en la grabación de una nueva película. Durante su filmación, se entremezcla una conspiración de aúpa la cual, entre los dos, tendrán que solventar. La pareja protagonista se quiere a pesar de todo, pero anda a “sopapos” todo el día. Me recordó, salvando las distancias, a Mentiras arriesgadas (James Cameron, 1994), donde la acción y el humor son los auténticos protagonistas.
A pesar de mis ojeras, causadas por mi pequeño Álex, disfruté de lo visto. Además, el film cuenta con una banda sonora de lo más rockera, que acompaña perfectamente a las imágenes y nos sumerge en un ritmillo frenético. Arranca con Thunderstruck de AC/DC y suena, una y otra vez, como tema principal, el clásico de Kiss I was made for Lovin´you. En los conciertos de la banda, cuando lo tocan, Gene Simmons, cantante de Kiss, vuela por encima de los miles de seguidores gracias a una gigantesca tirolina. Puro espectáculo, al igual que El especialista. Buena elección.
Cualquier espectador al que le guste el más puro cine de entretenimiento va a disfrutar de la propuesta. Muchos golpes, algunas risas, su punto romántico, una pareja actoral que vale mucho la pena(aunque Emily Blunt está muy por encima del personaje que interpreta, escrito un tanto a trazo grueso) y un montón de acrobacias realmente espectaculares poniendo de relieve la noble profesión de doble de riesgo. Por cierto, profesión anterior del director de la película.
Venga, ahora voy a ponerle una pega: la duración. Es una historia muy sencilla, tampoco pretende más. ¿Para qué sobrepasa las dos horas de duración? La semana pasada hablaba de una peli redonda, Civil War, de 1 hora 45 minutos. Cada uno de sus minutos lleno de fondo. No entiendo el porqué de alargar tanto una historia tan sencilla como la de El especialista. Con los 90 minutos de rigor de toda la vida quedaría redondita y bien cerrada. En el futuro, muchas pelis como esta no se verán (como sí se siguen viendo mil clásicos de los 80) por culpa de su duración. Maldita esta extraña moda de estirar y estirar el chicle.
Pero bueno, que me lo pasé muy bien y mis ojos estuvieron bien abiertos durante todo su metraje, a pesar del sueño acumulado.
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