Del revés 2( Inside out 2)
1983. Howard Gardner, psicólogo y profesor universitario de Harvard, destrozaba la idea, tan repetida, de que el cociente intelectual era la principal herramienta para entender la capacidad cognitiva de una persona. Él separaba las diferentes habilidades que se pueden encontrar en las personas y las catalogaba en inteligencias a desarrollar: la visual, la musical, la lingüística, la matemática, …hasta llegar, a su entender, a las más importantes para poder llevar una buena vida y equilibrada: la inteligencia interpersonal, la cual aborda la capacidad de empatizar, de comprender a otras personas, y la intrapersonal, la capacidad de comprenderse a uno mismo. Con esta separación no pretendía separar la inteligencia en departamentos estanco, sino señalar que el potencial y las capacidades de persona son diferentes. A unas se les da mejor el arte, a otras las actividades físicas y motrices, otras tienen una especial consideración y sentimiento hacia la naturaleza, etc. Las ocho inteligencias iniciales que señalaba Gardner se fueron ampliando con el paso del tiempo.
1995. El psicólogo estadounidense Daniel Goleman publica uno de los ensayos más vendidos de la historia: La Inteligencia emocional. Goleman demostraba el gran poder de las emociones sobre cada uno de nosotros y la necesidad del ser humano de tener un correcto aprendizaje emocional para poder reconocer tanto las emociones propias como las ajenas. Explicaba que el cerebro emocional era anterior al racional. Este hecho hace evidente la relación entre pensamiento y sentimiento. Demostraba que por mucho cociente intelectual que se tenga, si no se tiene un buen equilibrio, una correcta inteligencia emocional, no sirve de nada y, seguramente, hablaremos de un ser humano con multitud de carencias y dificultades para sobrellevar la vida social y, en definitiva, la propia.
Todas estas líneas abiertas en el estudio de la psique hacen que, en la actualidad, se plantee que no es más inteligente la persona que tenga mayor cociente intelectual. Es más inteligente quien sabe adaptarse mejor a los cambios que suceden a su alrededor. Es más inteligente quien logra entenderse y entender a quien le rodea, quien logra ver diferentes opciones ante las dificultades que se presentan ante él.
2015. Los estudios Pixar presentaba Inside Out (en España Del revés), filme de animación que arrasó en las pantallas de todo el mundo. De una manera tan sencilla como compleja, nos mostraba toda una serie de emociones que viven en el interior de una niña llamada Riley y cómo afectaban en su día a día y crecimiento. La niña y su familia deben cambiar de hogar y ciudad. Su sentimiento predominante hasta el momento era la alegría. Se encontrará, de repente, con que la tristeza, hasta ahora casi inexistente en la vida de la pequeña, toma un papel protagonista. Del revés muestra a grandes y pequeños la importancia del equilibrio emocional. Riley, como nosotros, comprende que la tristeza no es la mala de la película, sino un sentimiento tan importante como los demás; ayuda a avanzar en la vida. Qué belleza al mostrarnos el origen de la nostalgia…Peliculón, sin duda. Al acabar el filme, teniendo la pequeña protagonista de la película una estructura emocional y mental mucho más compleja que al inicio de esta, nos dejaba entrever que podríamos encontrarnos con una segunda parte abordando una etapa, sin duda, más compleja todavía… ¡La adolescencia!
2024. Pues bien, han tardado casi diez años, pero por fin está en nuestras salas de cine la esperada segunda parte de Del revés. La no ya tan pequeña Riley se encuentra en esa etapa tan complicada que nos toca pasar a todos y todas y que padecen, sí o sí, los padres. Sus 13 años la abocan a abrir su mundo, antes limitado a su familia, y a comenzar a conocer su, cada vez más cercano, “yo adulta”. Riley tiene toda una nueva amalgama de emociones: la envidia, el Ennui/aburrimiento/desidia, la vergüenza y la ansiedad. Esta última es la más presente en toda esta época que transita y si en la primera parte era tristeza la que competía con alegría para imponerse en la personalidad de Riley, ahora es ansiedad la emoción que compartirá protagonismos con esta.
Del revés 2 mantiene la misma estructura que la película original. No arriesga, juega sobre seguro…y no le sale mal. Por un lado, tenemos a la niña en plena ebullición, ampliando su antes diminuto universo. Por otro, la aventura de las emociones interiores, intentando sobreponerse las unas sobre las otras para así poder “manejar” las acciones de la niña.
En Del revés 2, en comparación con la película madre, prima el entretenimiento sobre la profundidad. La historia, aunque muy parecida, es mucho más sencilla. La película no se atreve a tocar determinados asuntos como puede ser el hormonal (esperemos mayor valentía en una tercera película). Una pena, pues sin duda, podrían dar mucho juego. También saca del protagonismo a los padres de Riley. Como digo, todo es más sencillo. Aun así, es un filme notable que hace las delicias de pequeños y adultos. Uno de los asuntos más interesantes que aborda es la conformación de la nueva identidad de Riley, cómo se va modificando según crece y cómo se reestructura todo, a partir de la base adquirida en la infancia por la protagonista. Del revés 2 es una película divertidísima que sabe llegar con fuerza a su parte final. Al llegar a esta, nos vuelve a emocionar como lo había hecho la película original.
Tras los apenas superados 90 minutos del film, salimos de la
sala de cine satisfechos. Nosotros, como espectadores, asumimos el mismo
aprendizaje que han tenido las protagonistas de la película: taponar, reprimir
determinadas emociones y sentimientos, no nos lleva a ningún lado. Debemos,
poco a poco, conocernos. Aprender día sí, día también, sobre nosotros mismos. También
sobre los demás. Intentar comprender el porqué de nuestras acciones y
decisiones y el cómo han afectado en ellas nuestros sentimientos. Difícil
tarea, sin duda, en este mundo que transitamos a una velocidad de vértigo.
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