Especial 57 edición Festival de Sitges
De nuevo, para suerte la mía, en el mejor festival de cine fantástico y de terror del mundo. En él no solo nos encontramos lo mejor del cine de género, sino también a hordas y hordas de fans de lo más agradecidos que llenan cada una de las salas de proyecciones del festival. Ver las películas en el Auditori junto a 1300 personas es una auténtica maravilla; una experiencia. Como siempre, en Sitges, he visto un buen material con el que he disfrutado como un enano. En esta entrega y en la de la próxima semana, os presentaré algunas de las películas que he visto y que más me han llamado la atención y que pienso que vosotros y vosotras también podréis disfrutar. Anoten.
La sustancia. Coralie Fargeat. 140 minutos.
Elisabeth Sparkle (Demi Moore) es una actriz venida a menos. Sobrepasa los 50 y su programa de aerobic va a ser cancelado. Añora su otrora juventud y el gran éxito que tuvo en ella, donde llegó a ser una autentica estrella. Llega a ella La sustancia, un revolucionario medicamento que se mueve en el mercado negro. Al inyectarlo, genera un clon (Margaret Qualley), otra versión de sí misma, joven y guapa. El asunto, como lo tenían también los Gremlins, tiene sus normas. Una semana deberá estar con su cuerpo, la siguiente con el nuevo cuerpo. Aun así, la regla principal es sencilla: no debe olvidar que en las dos versiones es la misma persona.
Coralie Fargeat sorprendió, y mucho, con esta delirante propuesta en el Festival de Cannes y no es para menos. Allí ganó el premio al mejor guion y fue nominada también a la mejor película. De nuevo, aquí en Sitges, aun estando fuera de concurso, arrasó. La sustancia es una película absolutamente histriónica, con mucha fuerza y una tensión que desborda a lo largo de los 140 minutos que dura. En ella se tratan asuntos como la identidad y presión que vivimos en torno a la edad y el culto al cuerpo. La sociedad marca unos estándares de belleza y a partir de un momento dado, el trabajo y la atención desaparecen (sobre todo en el mundo femenino, que es el que aborda). Sin duda, muy acertada la elección de casting donde destaca Demi Moore sobre el resto. Es un gusto verla de nuevo en un papel protagónico a esta actriz que fue, en los 90, toda una estrella con papeles en películas eternas como Ghost. La conversión del personaje interpretado por Demi Moore, según avanza el metraje, (y no hablo de los efectos especiales prácticos, que también son brutales) es impresionante. Además, su personaje apenas necesita hablar para lograr que los espectadores se sientan incómodos. Unas miradas, unas actitudes… Margaret Qualley (hija, por cierto, de Andie MacDowell), a la cual vimos en la magnífica e infravalorada serie The Leftovers, está también maravillosa. Desprende, además de mucha fuerza, un erotismo descomunal. Denis Quaid protagoniza uno de los personajes más desagradables vistos en una pantalla de cine en mucho tiempo. Aviso, la película tiene momentos muy gores.
La sustancia es una muy buena película tanto dentro del mundo fantástico y del body-horror, como del cine en general. Bebe muchísimo de las películas de los 80 y 90 de David Cronenberg. Desde Videodrome hasta La mosca para, en su tercio final, acercarse al Braindead de Peter Jackson. Viajamos con la protagonista/s del culto al cuerpo al terror corporal. Todo el filme estamos en vilo por el desarrollo de esta “unidad” hasta que llegamos a la parte final y todo es un despiporre. Lo intenso, lo profundo, pasa a lo más liviano y divertido…y vale la pena. Película notable que el pasado viernes se estrenó en nuestros cines.
Strange Darling. JT Mollner. 97 minutos.
Otra gran propuesta que nos ha presentado el festival y que desde el viernes se encuentra en las pantallas de nuestros cines.
Comienza la película. Un letrero nos informa de los asesinatos llevados a cabo a lo largo de cuatro años por un asesino en serie. Nos prepara. Comienza la película. Otro letrero alardea de haber sido rodada íntegramente en 35mm. Se percibe al instante. Gracias. De repente, aparece ante nosotros un tercer letrero que nos avisa de que vamos a comenzar viendo el capítulo tres de la película (consta de 6 capítulos y un epílogo). Ante nosotros una terrible persecución. Una joven al volante, sangrando por el espacio que ocupaba con anterioridad una oreja, escapa, muerta de miedo, de otro coche que la persigue. En él se encuentra un robusto hombre que no deja de consumir cocaína mientras le dispara. No cuento más de la sinopsis pues esta película se merece ser vista sin saber apenas nada de ella. Presenciaremos un filme donde los capítulos van saltando hacia detrás y hacia adelante y donde así, nosotros nos dejaremos ir por el jugueteo que ha creado su director, encajando, según avanza, todo a la perfección. Con ecos de Hard Candy (por su espíritu), de Memento (por su inusual estructura) y con el ritmo del primer Tarantino, asistimos a una película frenética donde ni falta ni sobra nada. Hora y media de adrenalina y diversión donde las sorpresas van apareciendo una tras otra. Llegamos al final de la película contentos por el juego al que hemos sido sometidos y sorprendidos por el atrevimiento de su creador en el enfoque sobre algunos temas tratados. No creo que estos asuntos pasen de una mera provocación. Potente y cautivadora.
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