domingo, 27 de octubre de 2024

Mañana será otro día. Capítulo 41: Robot salvaje.

 

Robot salvaje

El zoólogo Konrad Lorenz, fundador de la Etología, explicó al mundo como las aves, al eclosionar el huevo que las acoge, se identifican con el primer ser que ven, sea su madre, otro animal u otro objeto y lo seguirán irremediablemente como su fuente de cuidado (en los seres humanos el apego y el vínculo es mucho más complejo, siendo clave el primer año de vida del humano y la relación que establezcan con él sus principales cuidadores. En este terreno, debemos de dar las gracias a John Bowlby). Esta acción de supervivencia animal, llamada impronta, es el punto de partida de la maravillosa película de animación que hoy os traigo, Robot salvaje, realizada por el especialista en animación Chris Sanders, el cual ya había dirigido notables películas como la divertida Los Croods, Lilo y Stich o Cómo entrenar a tu dragón, sin llegar nunca a la excelencia que nos demuestra en este nuevo trabajo.

Estamos en el futuro. La empresa Universal Dinamics pierde seis robots en una isla salvaje, donde no viven humanos, por culpa de un tifón. Solamente sobrevive uno, llamado Rozzum 7134. Al encenderse, pasa días descifrando el lenguaje animal para, así, poder completar el desempeño para el que está programado, que no es otro que ayudar a los demás. En un ataque de un oso, aplasta accidentalmente un nido. Tras el accidente solo queda un huevo del que, al eclosionar el cascarón, sale un pequeño ganso. Al ver al robot, la impronta hace su función y el pequeño ganso lo identifica, al momento, como su madre. Con la ayuda de otros animales comprende que debe poner nombre al polluelo y lo llamará Brightbill. Él también modifica su nombre y pasa de tener un número a llamarse Roz. Así, nuestro amigo Roz tendrá por fin una misión, ayudar al ganso a convertirse en uno más de su especie hasta que, finalmente, emigre con el resto de gansos antes de la llegada del invierno.

En Robot salvaje, en la primera parte del metraje, nos sumergimos en el entrenamiento al que será sometido Brightbill. Buscar alimento, nadar, volar, serán los pasos que deberá ir dando en su crecimiento. Debe convertirse en un ganso más, igual que el resto. A su vez, tanto Brightbill como el robot Roz son despreciados por el resto de animales, sobre todo por los gansos. Son diferentes. Los animales de la isla, excepto un pequeño zorro con el que hace migas, ven al robot como un auténtico monstruo.  A continuación, la transformación de cada uno de los protagonistas de la obra. Roz el robot, al igual que el resto de los animales de la isla, nace con una programación, unas pautas de cómo actuar.  Todas estas las irán modificando. Irán suavizando estos instintos iniciales hasta llegar a ser quienes quieren ser, no solamente a lo que se espera de ellos. A su vez, adquieren un sentimiento de comunidad muy edificante. La diferencia es una virtud y esto es algo que todos perciben en el transcurso del film. El sentimiento maternal de Roz, algo de primeras imposible para un robot, hace cambiar la razón de su algoritmo. De repente, sus sentimientos van más allá de su cuerpo metálico.

Robot salvaje es una emocionante película, con una sensibilidad extrema, con personajes bien perfilados con los que conectaremos y empatizaremos desde el primer momento. Muestra una bonita reflexión sobre las relaciones humanas (no importa que no aparezcan personas en el film), siendo una oda al saber reinventarse, al ser algo más, a la diferencia…al aprender a rebelarnos ante las pautas que nos marcaron desde nuestra niñez.

El personaje de Roz está a la altura de otro maravilloso robot que nos ha regalado la animación: Wall-E. Este maravilloso Robot salvaje ha llegado para convertirse en un clásico con el que disfrutarán, por igual, niños y mayores. Su personalidad, su buen hacer, su persistencia en la ayuda por delante de todo, nos enternece y nos muestra que mejorar la vida de los demás, ayudar al prójimo, siempre es un buen propósito de vida. Los personajes secundarios, todos los animalitos de la isla, son maravillosos. Nos sacan sonrisas con unas conversaciones muy bien llevadas. Y luego, claro, la animación y la música: excepcionales. Las imágenes que vemos en Robot salvaje muestran lo que no podría mostrarse en una película de acción real, unos vuelos, unas persecuciones por la isla, una textura de los diferentes animales…impresionantes. Los 100 minutos que dura nos pasan en un abrir y cerrar de ojos y finalizamos su visionado con la certeza de que volveremos a disfrutarla en un futuro. Vale mucho la pena.

Dreamworks cuenta con una nueva joya en su catálogo, a la altura de la siempre recordada y divertidísima Shreck o la estupenda Wallace y Gromit: La maldición de las verduras. Si el pasado año, en el mundo de la animación, Hayao Miyazaki nos brindó una obra maestra como es El chico y la garza, este 2024 tenemos ante nosotros un nuevo clásico llamado Robot salvaje. Una joya.

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