martes, 7 de agosto de 2012

Amigo M. ( Publicado en Razón Socialista n º32)




M. Salió de Sant Louis, Senegal, con una única idea, mejorar las perspectivas de vida que tenía en el lugar que le vio nacer. Su país ve como la pesca,el recurso natural del que dependen miles de familias, se lo adueñan multinacionales foráneas lo cual hace empeorar la vida de los nativos del lugar.
Senegal está inmerso en un continente que sufre las consecuencias de cientos de años de secuestros y esclavitud. Otro de los hechos que aclara el bajo desarrollo de África, fue la cruel colonización tramada en la Conferencia de Berlín (1885) por parte de los estados europeos, los cuales, indecentes, pusieron de excusa para la entrada en el continente, la liberación de focos de esclavitud que ellos mismo habían fomentado, trazando nuevas fronteras donde diferentes nacionalidades, de repente, compartían estado. Hecho sin duda característico de los estados occidentales, liberar los pueblos a costa de ellos.
M llegó a nuestra comarca con los papeles en regla y durante casi un año desempeña un trabajo en la hostelería local, pero la crisis, doble en una comarca inmersa en ella eternamente, le manda al paro y al mantenerse de forma prolongada sin actividad laboral regulada, hace que pierda su tarjeta de residencia.
Esta nueva situación en irregularidad lleva a M a comenzar una nueva vida donde es considerado un "sin papeles".Todo esto desemboca en la vida "del miedo". Miedo a ser perseguido, a ser expulsado, miedo a entrar en un centro de internamiento para extranjeros y el último de los miedos: a ponerse enfermo.
La penúltima de las reformas llevadas a cabo por el Partido Popular nos hace perder nuestra joya más preciada y que, junto a una educación pública, garantizan un mínimo de oportunidades al desarrollo personal, se tenga la condición social que se tenga, la sanidad pública y universal.
Las personas que no tienen en la actualidad la documentación en regla pasan a tener una atención sanitaria mínima, es decir, no pueden acudir a la atención primaria para el seguimiento de una enfermedad, sino que tan sólo pueden acudir a urgencias, previa firma de un documenta que obliga a la persona enferma , en caso de obtener ingresos en el futuro, a abonar la factura.
Por cierto, Urgencias, como denuncia el Foro Gallego de Inmigración, desde hace tiempo pasó a ser uno de los lugares escogidos para la policía donde buscar y detener personas "sin papeles", de la manera más racista posible, mediante la identificación por el color de la piel de las personas.
Tras el batacazo que supone la reforma de la sanidad pública, vivimos en una sociedad de clases tremendamente marcada donde la población inmigrante es la que paga, de manera más abusiva, los platos rotos de un sistema económico/político que juega al monopoli con cifras que no considera como personas.
M no se rinde. Para un ciudadano senegalés tan sólo hay una humillación mayor que la falta de trabajo, pedir limosna y, por ello, se adentra en el mundo de la venta ambulante que, aunque de un margen de beneficios mínimo, le ayuda a sobrevivir.
La desprotección sanitaria a la que se ven abocados ciudadanos como M es antes de nada, anticonstitucional, vulnera los derechos humanos en uno de los apartados más básicos, obliga a los profesionales de la medicina a incumplir los principios básicos de su código de-ontológico: "El médico debe atender con la misma diligencia y solicitud a todos los pacientes, sin discriminación alguna" y , sin duda, viola la condición de iguales de unas personas que, como nosotros mismos, buscan caminos para prosperar y lograr un proyecto vital con mejores condiciones.
Ante un presente tan complicado, mi amigo M, sentencia: "Si supiésemos que Europa era así , no venimos".

 En la actualidad se acaba de formar en Ferrol el Colectivo Sin Papeles Ferrol, destinado a la protección de personas en situación irregular y denunciar abusos de corte xenófobo.