martes, 14 de enero de 2025

Mañana será otro día. Capítulo 52: Manchester frente al mar

 

Manchester frente al mar (2016)

Primera escena. Un barco, dos hermanos adultos y un niño. Lee Chandler (Casey Affleck) juega con su sobrino. Le pregunta a quién quiere más, si a su padre o a él. Son felices. En la siguiente escena aparece de nuevo el menor de lo Affleck, pero no puede ser él; no puede ser el mismo. Frío, seco, apagado, color ceniza. En su rostro no hay nada. Durante el día trabaja de chapuzas en unos bloques residenciales. Hace el trabajo sin más. Eso sí, sin aguantar ni la más mínima tontería. Por las noches bebe hasta reventar, o hasta reventar a alguien que se cruce en su camino.

¿Cómo puede ser? ¿Qué le ha ocurrido?, nos preguntamos. Recibe una llamada. Su hermano, el cual conocimos en el barco, está muy grave. Se marcha a Manchester (nordeste Estados Unidos) junto a él y a su sobrino, ya adolescente. Llega al hospital y le dan la noticia de la muerte de su hermano. No se inmuta. Los vecinos del pueblo, al verlo, lo miran con tristeza. A nosotros, la interpretación de Casey Affleck también nos impresiona. Conocemos un poco más al desolado personaje, mientras siguen apareciendo flashbacks de otro Lee Chandler de antaño juguetón, divertido, bromista…

Llegada la hora de metraje, comprendemos lo que ha ocurrido mientras suena el Adagio en G menor de Albinoni. Esta melodía la hemos escuchado en otras ocasiones (Gallipoli, The Doors, El proceso…), pero nunca como aquí. Su impresionante armonía se entremezcla con el presente y el demoledor pasado del personaje interpretado por Casey Affleck. Mientras un abogado le dice las últimas voluntades de su hermano, en las cuales le pide que se haga cargo de su hijo, al pobre Casey le llegan terribles recuerdos, repetidos día tras día en su memoria. Escuchamos lo sucedido por su propia boca. Se lo cuenta, tras el terrible suceso, a los policías que lo interrogaron: “Estábamos de juerga, había cerveza y alguien pasó un porro. También había cocaína. El caso es que nuestro dormitorio está abajo y el de las niñas arriba. Llegó Randi (Michelle Williams), mi mujer, como a las dos de la mañana, e hizo que todos se marcharan de casa. Se volvió a la cama. Entonces yo subí a ver cómo estaban las niñas y hacía un frío que pelaba. Entonces decidí volver abajo y encender la chimenea. Luego me senté a ver la tele, pero no quedaban cervezas. Como todavía seguía como una moto, metí un par de troncos más en la chimenea y salí andando a comprar unas cervezas. A medio camino no recordaba si había puesto el protector a la chimenea…Pensé que no ocurriría nada. Y seguí mi camino…” Al regresar de la tienda, descubrió el incendio que acechaba su casa. Solamente Randi había sobrevivido. Sus tres hijas muertas. De repente entendemos todo. Todo el dolor acumulado durante la anterior parte del metraje, cae sobre nosotros. Vemos cómo la policía le dice que se vaya para casa. Él pregunta: ¿Por qué? ¿Ya está? Ellos le dicen: “Cometió un terrible error, como un millón de personas la pasada noche. No es un crimen olvidarse de poner el seguro a una chimenea”. Entonces roba la pistola de uno de los policías e intenta, sin éxito, suicidarse.

Sacudidos por su triste pasado, todo cobra sentido para el espectador. Ahora, la segunda parte de la película se centrará en la relación con el sobrino. Él quiere vivir con su tío. No hay madre (ausente), no hay padre. Le queda él, pero él no puede. Su vida ya es otra cosa.

Más adelante, acercándonos al final, otra escena memorable que da sentido a la película. Se encuentran, pasados los años, Randi, ya su exmujer y Lee Chandler, el personaje de Affleck. Ella pasea con un bebé de una nueva pareja. Ella ha decidido avanzar en un camino, aun así tortuoso. Lee no quiere avanzar en nada. Abren su corazón. Ella le pide perdón, ha sido injusta, le ha dicho mil barbaridades en el pasado y se arrepiente. Fue un accidente. Ella dice que, aun con ese bebé, ella está rota, tiene el corazón roto para siempre. Ella le dice que todavía le quiere. “No creas que estás muerto”, le dice ella. “Solamente quiero que seas feliz”, contesta él. Antes de acabar la (impresionante) conversación, él le dice sin ningún tipo de rencor: “Tienes que entender que no hay nada, ya no queda nada”.

Manchester frente al mar es una emocionante película escrita y dirigida por Kenneth Lonergan en el año 2015(Kenneth no ha vuelto a dirigir nada desde esta y, de verdad, que lo echamos de menos). Ganó el Óscar al mejor guion original y Casey Affleck se lo llevó, en la citada edición, al mejor actor protagonista. Todo merecido.

En una sociedad como la nuestra, en la que parece de obligado cumplimiento el hecho de superar, contra vientos y mareas, todas las dificultades que se pongan en el camino de uno, Manchester frente al mar nos muestra otra opción, tan digna como cualquier otra. Su personaje principal, ante los terribles sucesos que le han sucedido, ante toda la culpa que lleva a su espalda por la imprudencia cometida en el accidente que se llevó la vida de sus hijas, decide no avanzar. Sobrevivir anclado en aquel terrible momento en el que la vida pasó a ser otra cosa, acompañar a sus hijas en sus sueños y mantenerse petrificado ante el qué vendrá.

Muchas personas entienden el cine, también la literatura, como un entretenimiento que los saque de la, en ocasiones, dura realidad. Buscan en las obras vistas o leídas mundos fantásticos, aventuras increíbles, héroes de leyenda o romances que siempre acaban bien. Los dramas los entienden para el día a día. El arte, como ocurre en Manchester frente al mar, puede dar mucho más. El sufrimiento que vivimos junto al personaje principal de la película no es en absoluto gratuito, ofrece un aprendizaje tanto racional como emocional, que a pesar del dolor que nos genera, nos acompañará el resto de nuestra existencia.  

miércoles, 8 de enero de 2025

Mañana será otro día. Capítulo 51: Heretic.

 

Heretic

Dos muchachas mantienen una conversación sentadas en un banco del parque. Hablan de los condones “Magnun”. Se preguntan si son o no tan grandes como los normales.  Eso es lo que dice su publicidad. Se replantean la influencia de marketing en todo lo que les rodea. Si a ellas, cuando eran niñas, les hubiesen contado que el libro del mormón era falso… ¿se habrían creído semejante barbaridad? Son dos jóvenes mormonas en misión. La otra le dice que a veces la publicidad, lo que cuenta la gente, no es falso. Afirma que los condones “Magnun” son para hombres con trompa de elefante por pene, que se lo ha contado su hermana. Allí, sentadas en el banco, hablan entonces de la fe. Una de ellas comenta que un día vio un vídeo porno amateur. La pareja que estaba teniendo sexo frente a la cámara era descubierta por lo que parecía la madre de la chica. En la joven pudo ver la vergüenza, el pánico, el horror…. La joven mormona, al ver el rostro de la muchacha del vídeo, observó como perdía el alma en un momento. En aquel preciso instante, nos cuenta, pudo comprobar que Dios existe y la seguridad de que todos tenemos alma. Recibió, con un cutre vídeo porno amateur, una confirmación divina. Entonces le pregunta a su interlocutora cuando encontró ella su fe. Ella le responde que nunca había pensado en eso. No importa, le dice. Sabes que es cierto y eso es lo importante.

Esta conversación, justo al principio de la película, resume, de alguna manera, lo que vamos a presenciar en el film. ¿Por qué somos o no creyentes? ¿En qué se basa una religión? ¿Cuánto hay de impostado en ellas de los defectos de los hombres? ¿Son tan perfectos los guías que las representan? Las dos jóvenes se encuentran en misión de captar fieles para la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días, es decir, la iglesia mormona. Aquí, en España, los vemos a menudo, desde hace décadas, también en parejas, pero da la sensación de que a las misiones extranjeras van siempre varones. Estas jóvenes (las dos actrices que les dan vida tuvieron formación mormona en su infancia y este hecho se percibe desde el principio, pues saben perfectamente cómo afrontar sus papeles) van casa por casa, vecino por vecino, buscando a quien bautizar. Así llegan a la casa del Señor Reed, interpretado por un extraordinario Hugh Grant, que va a hacer de todo menos conquistarlas. Una vez dentro de la casa, no hay más protagonistas. Solamente los tenemos a los tres, teniendo conversaciones de teología y rebatiendo ideas como si se tratase todo de una complicada partida de ajedrez. Ante nosotros, sin llegar a hablar de terror, una tremenda capa de “mal rollismo” potenciada por el actor británico, anteriormente encasillado en papeles románticos. Heretic nos pone en la piel de estas chicas. Muy pronto descubrirán dos asuntos: el primero es que están junto a una especie de Hannibal Lecter, un hombre que se antoja tan terrible como tremendamente culto y refinado. Este no hará otra cosa que instigarles a que se planteen, una y otra vez, su fe y la necesidad, o no, de las religiones que conviven junto a nosotros. El segundo asunto que pronto percibirán es que la casa de este inquietante hombre es un auténtico laberinto en el que parece no haber salida.

Heretic es un interesante filme dirigido por Scott Beck y Bryan Woods, directores de La casa del terror y 65, pero más conocidos por ser los guionistas de las tres partes de Un lugar tranquilo. Si la premisa está bien llevada y las dos jóvenes mormonas interpretadas por Sophie Thatcher y Chloe East están realmente bien, decir que la película gana enteros gracias a la gran interpretación de Hugh Grant. Da gusto verlo absolutamente volcado en un papel lejano de su zona de confort, creyéndose el tétrico personaje que representa. Durante los últimos años ya lo habíamos encontrado en papeles que se salían de la comedia romántica y en ellos, a los amantes del cine, nos había sorprendido para bien. Hablo de las interpretaciones en las películas de Guy Ritchie, The Gentlemen junto a Matthew McConaughey, o Operación Fortune donde compartía escenas con Jason Statham. También lo pudimos ver en la serie The Undoing, junto a Nicole Kidman. En esta serie dirigida por Susanne Bier (Un mundo mejor, Hermanos…) hacía un trabajo donde, sin llegar a ser tan oscura como Heretic, nos regalaba un papel lleno de tensión y misterio.

Heretic es un film que funciona. Nos mantiene en tensión durante todo su metraje. Este juego a tres nos resulta interesante y, a pesar de que en la resolución se abre un submundo que pide a gritos mayores explicaciones, siempre la disfrutamos. Además, da gusto encontrarnos en nuestras carteleras a actores y actrices que vivieron, durante décadas, absolutamente encasillados en determinados papeles y que ahora, en su madurez, deciden dar saltos de altura, sin red debajo, sabiendo que ya nada tienen que perder. Hoy lo decimos de Hugh Grant, pero hace unos meses hablábamos de Demi Moore en un papel increíble, muy lejos de sus registros habituales, en la impactante The Substance.

Heretic, interesante y entretenida película para disfrutar de sus sugerentes diálogos y sus mejores interpretaciones.

 

jueves, 2 de enero de 2025

Mañana será otro día. Capítulo 50: Cónclave y Emilia Pérez.


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Emilia Pérez / Cónclave

Hoy, 29 de diciembre, cerramos 2024 en esta vuestra sección cinematográfica semanal del Diario de Ferrol, Mañana será otro día. Llegamos, como quien no quiere la cosa, a los 50 artículos dedicados al séptimo arte. En ellos, a lo largo de este año, he intentado presentar lo que, para mí, ha sido lo más llamativo de la cartelera, combinándolo, en ocasiones, con clásicos que nunca envejecen. Para acabar este buen año de cine, traigo dos películas que a día de hoy se encuentran en nuestras salas y que, sin duda, si realizásemos un ranking de lo más selecto de estos doce meses, ambas entrarían sin despeinarse.

Emilia Pérez. 132 minutos. Jaques Audiard, director francés de obras tan notables como Los hermanos Sisters (2028), De óxido y hueso (2012) Un profeta (2009) o De latir, mi corazón se ha parado (2005) puso, seis meses antes de su estreno en salas comerciales, patas arriba la 77 edición del Festival de Cannes con este innovador musical llamado Emilia Pérez. Allí, a mediados de mayo, se llevó el premio del jurado y de manera compartida, las cuatro actrices protagonistas de la película, consiguieron el premio a mejor actriz. Ellas son Zoe Saldaña, Selena Gómez, Adriana Paz y Karla Sofía Gascón. Esta última, española nacida en Alcobendas, se ha convertido en la primera mujer transexual en ganar este premio.

Rita Mora (interpretada magistralmente por Zoe Saldaña) es una abogada de origen humilde que ejerce en Ciudad de México. Por venir de donde viene, por ser mujer, no logra ascender en su profesión y se encuentra “tapada” por hombres que se aprovechan de su brillantez. Todo cambia cuando recibe una oferta de un poderoso capo de la mafia mexicana llamado Juan “Manitas” del Monte. Si lo ayuda, esta lo tendrá todo y para siempre. Él es poderosísimo y su imperio de la droga y del mal no tiene parangón. Ella se queda perpleja cuando el “Manitas” le dice que su plan es cambiar de sexo, es decir, convertirse en mujer. Le explica que no es por esconderse, es por vivir. Él siempre ha sido ella y que, llegada esta edad, necesita vivir, cuando menos unos años como se siente realmente. Una vez realizado el cambio de sexo, aparecerá una nueva identidad, una nueva visión del mundo, una nueva oportunidad de ser algo mejor de lo que fue siendo hombre (un auténtico criminal), pero el pasado, de alguna manera, siempre nos persigue.

Precioso musical dirigido por Audiard. A pesar del contexto en el que se mueve (una Ciudad de México, antes D.F., llena de violencia, droga, armas y feminicidios), el director llena el relato de luz y de pasión, ayudado por espléndidos temas musicales y espectaculares coreografías. Las cuatro actrices protagonistas están impresionantes. Todas ponen el 100 por ciento de lo que tienen, pero, entre ellas, debo destazar a Zoe Saldaña. Esta muestra un portentoso despliegue físico que nos arrastra por cada uno de los temas y por cada uno de los devenires de la pobre Emilia Pérez, a la cual siempre acompaña en su casi imposible camino. Emilia Pérez me ha parecido una película innovadora, tanto en la forma como en el fondo y que, si acaso, baja un poco (solo un poco) su fuerza por su excesivo metraje y un tercio final donde ya no encontramos tantas canciones; motor sin duda del filme, todas sobresalientes. Al fin y al cabo, un musical es bueno si tiene buenos temas y este los tiene. Disparatada, cruel, violenta, dulce. Todo en uno. Muy recomendable.

Cónclave. 118 minutos. Edward Berger, en el 2022, nos dejó estupefactos ante su adaptación del clásico literario Sin novedad en el frente, de Erich María Remarque, que trata de los horrores vividos en la primera guerra mundial y que ya había sido adaptada anteriormente hasta en tres ocasiones. No importaba que conociésemos la historia, Berger dotaba el relato de una inusitada fuerza, siempre acompañada de semillas de reflexión para el espectador. Magnífica. De repente, en nuestras salas, aparece de nuevo el autor con una obra radicalmente diferente; un relato vaticano.

Se ha muerto el Papa. El cardenal Lawrence, interpretado magistralmente por el actor Ralph Fiennes, es designado para liderar el cónclave donde se elegirá al nuevo santo padre. En el Vaticano, en plena Capilla Sixtina, los líderes más poderosos de la iglesia se reúnen para conseguir el gigantesco poder que supone liderar la Iglesia Católica.

Berger nos muestra en la primera media hora de metraje toda la parafernalia que acompaña un acto tan secreto como este y nosotros, como espectadores, no importa si somos creyente o no, solo si te gusta el cine, gozamos con todos los detalles que se nos muestran. Tras la presentación, comienza el thriller. Los tejemanejes del poder, la política eclesiástica, la corrupción de la iglesia, los hombres buenos y los no tan buenos…y nuestro padre Lawrence en plena investigación como si se tratase de Fray Guillermo de Baskerville en El nombre de la rosa.  Impresionante la manera que tiene este director de imprimir tensión e interés a cada uno de sus planos y escenas. En una película de interiores, juega majestuosamente con la iluminación y, sin duda, uno de los grandes aciertos para dotar de fuerza al relato es la música de Volker Bertelmann, también compositor de la anteriormente citada Sin novedad en el frente. La película tiene tanto ritmo que estaremos pendientes y nerviosos en cada una de las votaciones que los cardenales irán realizando ante nosotros. Muy recomendable.

Para acabar de hablar de estas dos fantásticas películas, deciros que, aunque trate la primera de un narco mexicano y la otra de la elección de un nuevo Papa, tienen un increíble punto en común el cual no os voy a desvelar. Este nexo de unión en las tramas me dejó boquiabierto. Para descubrirlo vean ambas- Merecen mucho la pena.