Wardfare: Tiempo de guerra
Hace cosa de veinte años viajé por primera vez a Roma. Impresionante. Lo clásico y renacentista se fusionan de una manera perfecta. En aquel viaje me hospedaba en el mismo centro de la ciudad, en un pequeño piso de los padres de Francesco, novio italiano de mi hermana, en aquel momento. En ese pequeño piso apenas pasaba las noches, después de largas caminatas, pero al llegar, siempre me llamaban la atención las fotografías que decoraban cada una de sus paredes. Creo que fue la tercera noche cuando, por fin, me di cuenta de que aquellos retratos no eran fotografías, sino pinturas hiperrealistas que realizaba el padre de mi ex cuñado. Lo cierto es que de aquella no entendía el formato. ¿Para qué hacer algo tan laboriosos habiendo cámaras? Con el tiempo fui, poco a poco, entendiendo, valorando la intención de este tipo de trabajos. Hoy vibro cuando mi pintor favorito, el ferrolano Andrés Gabarres, aplica esta técnica a sus obras. Digo todo esto porque la película en cuestión que hoy traigo a esta sección cinematográfica es absolutamente hiperrealista.
Wardfare nos sumerge en una emboscada sufrida por un pelotón norteamericano en el año 2006, en plena guerra de Irak. Tranquilos, no es una película patriótica. Ni mucho menos. Estamos con los soldados. Somos uno de ellos. Pero con el ser humano, no con su intención o ideología. Comienza el filme con la tropa, antes de entrar en misión, motivándose viendo un videoclip noventero de corte erótico. Después el aburrimiento. La guerra, en su mayor (y mejor) parte debe ser aburrida. Casi nunca pasa nada. Mejor. Los soldados con los que nos encontramos parecen ser ingenieros de telecomunicaciones o gamers de videojuegos. Y todo estalla y la realidad nos agarra tanto como a ellos.
Alex Garland firma la dirección de esta peculiar película junto a Ray Mendoza, ex militar que vivió en primera persona los hechos que se nos cuenta y que intenta recrear, a pies puntillas, cada minuto vivido en la misión en la que fueron encerrados por varios comandos iraquís. De repente, ante nosotros, algo horrible, de lo más horrible que nos encontramos a lo largo de nuestras vidas. Hombres matando hombres, hombres matando mujeres, hombres matando niños. Garland no se recrea en las imágenes, pero no se corta a la hora de mostrarnos semejante crudeza. ¿Y qué hacen esos militares cuando el terror entra en forma de bombas y metralla? Lo que pueden, sin más. Algunos actúan según se les ha entrenado, otros, paralizados, esperan que les rescate o que, sin sufrir más, acaben con ellos.
Wardfare es un proyecto tan minimalista como hiperrealista. Con un guion de una sencillez apabullante, una vez que nos sumergimos en él, difícil, imposible escapar. Su ambiente, su ritmo, la tensión que se le ha impregnado nos agarra, para no soltarnos, a las butacas. Y el sonido...por favor, el sonido. Imprescindible disfrutarla en una sala de cine. Es un protagonista más de la cinta. Te aplasta. Garland entiende su importancia, más allá de la banda sonora. Esas ráfagas que percibimos parece que acabarán rozándonos. Esas bombas, esos gritos, esos cazas volando a ras de suelo…magnífico. Si la propuesta ya era notable, el sonido eleva la propuesta a cerca del sobresaliente.
Alex Garland, a los cinéfilos, nos dio un gran susto el pasado año cuando dijo, tras estrenar para mí la mejor película del 2024, Civil War, que sería su última obra dirigida y que se limitaría a escribir guiones. Casi me da algo. No sé lo que le habrá hecho cambiar de opinión, pero fuera lo que fuera, me alegro. Para mí, es de los cineastas más interesantes del panorama actual y de los pocos que siguen sorprendiendo, propuesta a propuesta. Se ha aliado, además, a la muy interesante productora A24, donde parece que ha encontrado la necesaria libertad creativa para, llevar a cabo sus películas.
Wardfare no es la mejor película de Garland, pero no importa, pues cada una de ellas es de lo más interesante. Para mí, Civil War irá ganando adeptos con el paso del tiempo, por mucho que los diferentes premios la hayan desechado. Además, tristemente, me parece realmente premonitoria y lo que en ella veíamos, no nos sorprendería nada que en apenas unos años acabase siendo real. ¿Os acordáis de Contagio de Soderbergh? Pues lo mismo. El otro título de su filmografía que me fascina es la miniserie DEVS. Su entramado tecnológico-filosófico me parece de lo más original visto en el siglo XXI. Está hilada perfectamente. Su guion es redondo y nos plantea un sinfín de preguntas sobre el futuro y sobre la existencia. Tantas como las que nos hacemos en la actualidad debido al velocísimo avance de la inteligencia artificial. Una gozada. Si te gusta el cine, no olvidaría el nombre de este director: Alex Garland. Es muy bueno.
Para finalizar, una pregunta. ¿Es Warfare una película antibelicista? Yo digo que sí. La realidad que muestra, la guerra, es absolutamente terrible. Si en lo que se ve no hay ni un ápice de épica, entendemos entonces la intención de su autor.