Marco
España es un país generador de grandísimos artistas. Cada cierto tiempo, no importa la época en que nos centremos, surgen personas únicas que saben sacar de sus adentros todo su arte, sus inquietudes; arrojan al resto de la sociedad un algo más que los diferencia de cualquiera de nosotros. Nos regalan “la sal de la vida”. Podríamos hablar de pintura, de música, de literatura, de cine… Enric Marco, personaje real que conoceremos en la película que hoy os traigo, no es uno de ellos. Pertenece a otra de las grandes vertientes que ha mostrado este país a lo largo de su historia, la de los “fantasmas”, la de los “carotas”, la de los “sinvergüenzas”. Estos, no teniendo nada que aportar, se inventan un personaje y todo tipo de historias para trepar y trepar en el ámbito en el que encuentren cobijo.
La película Marco, que cuenta la historia de este impostor de tebeo, comienza en el 2005. Ese es el año en el que se descubre su increíble verdad. Mejor dicho, se descubre toda una mentira hilada finamente a lo largo de su vida. Enric Marco Batlle, ese 2005, venía de hablar en el Parlamento español. Si acudimos a las grabaciones de aquel momento, veremos a conocidos ministros y ministras de Zapatero llorar ante las palabras de este señor. Llevaba 30 años siendo una referencia como superviviente de los campos de exterminio de la Alemania nazi. Cientos de charlas en institutos, libros publicados contando su experiencia, reconocimientos…pero todo era una gigantesca farsa. Él nunca había estado preso en un campo de concentración, ni tampoco había sido deportado junto a millares de republicanos. Todo estalla cuando va a tomar la palabra como representante de los deportados en las conmemoraciones de la liberación del Campo de concentración de Mauthausen frente a diferentes autoridades internacionales y al presidente del momento, José Luis Rodríguez Zapatero. Y la verdad apareció y fue una bomba que dejó a toda España anonadada. Enric Marco Batlle (1921-2022) había sido secretario general de la CNT en los años 70. Había contado a sus camaradas, en plena escalada de cargos, lo amigo que había sido, en su momento, de Buenaventura Durruti. En el mundo de los carotas, como ven, no hay ideologías. El psicólogo y doctor en educación Rafa guerrero describiría la actitud, las decisiones, de Enric Marco como la de una persona a la que, de pequeño, sus padres y sus allegados, no le prestaron la suficiente atención y luego, a lo largo de su vida, no ha hecho otra cosa que llamar la atención del resto…a costa de cualquier cosa, incluida la verdad.
Aitor Arregui y Jon Garaño (La trinchera infinita, 2019) nos cuentan la historia de Enric Marco a modo de Thriller. Aunque el filme arranca en el momento en que la verdad sale a la luz, a partir del descubrimiento de la terrible mentira, por parte del historiador Benito Bermejo, los directores no dudan en ir hacia adelante y hacia atrás en el tiempo para contarnos esta historia tan ridícula como peculiar. Los directores tienen la habilidad de infundir una inusitada intensidad, siempre presente, como en un segundo plano, manteniendo el interés del espectador, a pesar de que ya conocemos muchos de los hechos recreados en el film. No importa, saben contarlo y, de alguna manera, a la vez que nos cuentan el teatro en el que está inmerso este peculiar hombre, Marco, nos hacen también una radiografía de país y de este tipo de seres humanos que, generalmente acaban devorados por el personaje que han creado (viendo el filme me venían a la cabeza personajes como Roldán o Errejón).
Hay una pregunta que los directores hacen que nos planteemos a lo largo del visionado, ¿por qué hace algo así? ¿Solo por relevancia? Engañó a todos, también a su familia. En el año 2009 tuve la oportunidad de viajar a Polonia y conocer el Campo de exterminio de Auschwitz. Sin duda, no da lugar a las bromas, tampoco para las mentiras. Por qué hacer algo así, aun a sabiendas del enorme daño que la realidad podría generar a las verdaderas víctimas.
Marco es un notable filme que nos atrapa en cada uno de los 100 minutos de su metraje. Destacar, una vez más, el descomunal trabajo de Eduard Fernández interpretando para la ocasión a este hombre que en el 2005 contaba con 84 años, teniendo Eduard en el momento de su grabación 60. Es más que probable que el actor compita contra sí mismo en la próxima edición de los premios Goya. Recordemos que hace unas pocas semanas ya os hablé de él, y muy bien, por el papel que realizó reviviendo a Manolo Vital en la película El 47. Personalmente me quedo con el papel que hizo en ella, donde un hombre de barrio, con principios, con una dignidad sobresaliente, en vez de engañar para su proyección personal, como hizo Marco, se jugó el pellejo por sus vecinos. Los dos, sin duda, son grandes papeles, pero la humanidad que transmite en El 47 será recordada para siempre. Grande, Eduard Fernández.
No hay comentarios:
Publicar un comentario