Sala de profesores
El mundo de la enseñanza, dentro del panorama cinematográfico, es un género en sí mismo. Los quince años en los que he sido maestro de primaria hacen que me acerque a estos films, si acaso, con mayor interés. Como dice mi buen amigo, y antiguo poseedor de esta sección cinematográfica en el Diario de Ferrol, José Torregrosa: noble profesión la de maestro. Sin duda, una que marca (para bien o para mal) a la ciudadanía del futuro más cercano.
Nos hemos encontrado a lo largo de la historia del séptimo arte, diferentes enfoques de cómo abordar la labor pedagógica. En El pequeño salvaje, François Truffaut, director y protagonista de la cinta, nos presentaba a Jean Itard, educador de Víctor, un niño de unos 12 años, aparecido en un bosque francés que había sobrevivido en este, increíblemente, con la ayuda de una manada de lobos. Cuando lo encontraron poco tenía de humano. El educador comenzará entonces un trabajo de humanización del pequeño y nosotros atónitos testigos. En esta historia real profundizamos en el aprendizaje y la socialización de las personas. Maravillosa, sin duda. Si no la han visto, a por ella.
En Una semana de vacaciones, Bertrand Tavernier, reflexionaba sobre la educación y el oficio de educador. Una semana para replantearse si continuar o no, en una profesión de tan profundo calado como esta. Profesor Lazhar, de Philippe Falardeau, se adentraba en el mundo de las emociones infantiles, en el dolor, en el duelo.
Hoy empieza todo, también de Bertrand Tavernier, es una auténtica obra maestra, con multitud de ejes en los que fijarnos. Destripa la realidad y miserias de nuestra sociedad, fijándose en los ojos de nuestros críos, de los más pequeños. En ella, Daniel Lefebvre es el director de una escuela infantil de un barrio marginal de un pueblo minero del norte de Francia. Peleará contra las instituciones para que su alumnado (y sus familias) tengan un mínimo de oportunidades para poder manejarse. La pedagogía, en este film imprescindible para cualquier educador o para cualquier persona, está también muy presente. Qué joya.
Un género que, desde luego, nos ha dejado infinidad de grandes películas a reivindicar. En ellas, por lo general, se nos presenta a los maestros y maestras como humildes guerreros que luchan, como David contra Goliat, contra un abominable sistema.
Pues bien, Sala de profesores, película alemana del berlinés İlker Çatak, la cual hoy traigo a esta sección, no nos habla tanto de pequeños héroes, sino de un centro educativo como metáfora de la sociedad actual en la que vivimos en nuestra Europa.
Este instituto, de primeras, cuenta con una apariencia plenamente democrática, igualitaria, con un (según avanza descubriremos que falso) diálogo social entre todos los partícipes del centro educativo.
En este centro trabaja la profesora Carla Nowak. Ella es joven, tiene ilusión por su profesión, maneja a su tribu de una forma sorprendente, fresca, didáctica, muy democrática. Mantiene, sin aparentes mayores esfuerzos, el equilibrio en su tutoría. Da la sensación de que su alumnado la valora y la quiere a partes iguales.
Pero algo ocurre que va destrozar esta mentirosa y frágil paz social. Se producen una serie de robos en el centro educativo. Tranquilos, no estoy contando de más, todo esto ocurre al comienzo de la película. De repente, nos encontraremos al profesorado ejerciendo de policías y realizando duros interrogatorios (disfrazados de amables conversaciones) a su alumnado. Descubriremos también el papel que asume el equipo directivo ante todo esto.
Pues bien, la buena de Carla no puede quedarse quieta ante el acoso que están sufriendo sus alumnos, cercanos ya a la adolescencia. Los defiende a capa y a espada y sospecha que, quizás, el causante de los hurtos, puede ser uno de los profesores. Así, decide actuar, al igual que antes hicieron sus compañeros, con malas praxis. Graba, con su ordenador portátil, a sus compañeros en la sala de profesores, sin que ellos lo sepan. Un único objetivo: descubrir quién es el verdadero ladrón del instituto. En la grabación descubre algo que puede ser, o no ser. Pero ella saca conclusiones e informa, y enseña el vídeo, a la dirección. Aquí comienza el caos.
A modo de thriller, durante los 100 minutos que dura este film alemán, se nos irán mostrando las debilidades de un sistema que simulaba ser todo paz y armonía. El profesorado, las familias de los niños, un alumnado descontento ante todo lo que les rodea y en medio la profe Carla, queriendo regresar al punto de partida, deseando que todo sea como antes, arrepentida por no haber tomado otras decisiones, anhelando volver a ser una maestra…
La bola de nieve, minuto a minuto, no dejará de crecer. La película tiene un ritmo frenético, ansioso, llena de tensión, aun siendo un instituto el lugar donde se desenvuelve la trama. Según avanza el metraje, percibiremos las grietas de la institución, de la sociedad y de las personas que formamos parte de estas.
Después de mi experiencia como maestro tengo claro, como dice el amigo José, que sí, que es una noble profesión. También afirmo, sin dudarlo ni un instante, que ser profesor no es compatible con ser policía, investigador privado, juez, chivato…Cada uno a lo suyo. Los maestros a educar y a dar clase.
Sala de profesores es una buena película que nos atrapa desde el primer minuto. Ella nos hará reflexionar sobre la sociedad punitivista en la que estamos inmersos. Escucharemos una y otra vez eso de “cero tolerancia”. Qué miedo me da todo esto. Da la sensación que esa frase justifica cualquier cosa.
Este film alemán competirá, dentro de nada, con otro puñado de peliculones en la ceremonia de los Óscar, a mejor película de habla no inglesa. La verdad es que esta ceremonia me importa más bien poco, pero también debo decir que, realmente, este año, sí que van a participar las mejores películas del pasado 2023 y no “bombazos” amables para llenar la caja registradora. En todas las categorías hay grandes películas a destacar y España estará muy bien representada con La sociedad de la nieve y con Robot Dreams.
Por cierto, para acabar, recomendar una película del año 2005 del director Rian Johnson (Looper, Puñales por la espalda, Los últimos Jedi…) llamada Brick. El espacio donde se desarrolla es un instituto del sur de California. De manera muy original, nos adentraremos en una investigación propia del cine negro, tanto en el fondo como en las formas. Otra forma más de adentrarse en el mundo educativo. Muy recomendable.
Sala de profesores la podéis disfrutar en los Cines Dúplex de Ferrol.