lunes, 12 de septiembre de 2011

ONG´s. ¿Bajo sospecha? (publicado en el Diario de Ferrol el 25 de Noviembre del 2007)


Una nueva sacudida informativa ha recibido el mundo de las ONG las últimas semanas. De nuevo, una noticia relacionada con el mal funcionamiento de una de ellas (en este caso el arca de Zoe) provoca que gran parte de la ciudadanía  subraye, de nuevo,  un mensaje de desconfianza ante este sector.
Pasará un tiempo y, seguramente, la próxima noticia que nos encontremos en los medios sea del mismo corte sensacionalista. En ningún momento, entre noticia y noticia, aparecerá en la televisión  algún  proyecto que se esté llevando a cabo en América Latina, en África o en un barrio cercano. Tampoco se mostrará por esos nuevos dioses, las antenas de televisión, cómo se gestionan los recursos económicos y humanos en alguna de estas entidades, ni se mostrará la vital ayuda que supone, para muchas zonas, el trabajo de éstas para su desarrollo.
En este punto, creo que tienen tanta culpa los medios de comunicación en caer rendidos ante la audiencia, como muchas organizaciones que, quizá, se preocupen demasiado poco de dar publicidad al trabajo que realizan. Es cierto que “dejarse ver” no es el objetivo principal de una ONG,  pero teniendo en cuenta la sociedad en que vivimos, se hace indispensable su acercamiento a los “mass media”, intentando mostrarse tal como son , con claridad, mostrando su trabajo y sus resultados, y no sólo acercándose a los ciudadanos a la hora de pedir socios o dinero.
También nos podemos llegar a plantear si debe ser tarea de las propias entidades esta función publicitaria, dado que, generalmente, disponen de pocos recursos. Asimismo nos preguntamos si deben ser las encargadas del desarrollo social  de determinadas zonas y sectores. La realidad es que la responsabilidad recae sobre ellas; y, por tanto, deben asumir su parte en la solución del problema.
Debido a este  desconocimiento, la visión de las ONG´s acaba siendo “de una entidad única”, en el cual, el hecho de que lo haga mal una organización, hace que, automáticamente, pasen a ser sospechosas todas las del sector. El desconocimiento ayuda a crear pensamientos muy simplificados.
En este ámbito, como en cualquier otro, hay incoherencias, despilfarros  y gente interesada, pero también es fácil encontrar mucho buen trabajo.
A nadie se le ocurriría juzgar a los colegios de España porque haya alguno que funciona mal; a nadie, condenar a los médicos del país porque figure algún inepto. Si acaso, podemos criticar el sistema en el que se encuadran, el educativo, Seguridad Social , etc. En cambio, cuando hablamos de las ONG, todas las organizaciones quedan en el punto de mira  por los deberes mal hechos de algunas de sus compañeras. Es absurdo,  cuando hablamos de un sector que alberga a miles de entidades en nuestro país.
En cuanto a las organizaciones vinculadas al progreso de países en vías de desarrollo, el sector está, hoy en día, altamente profesionalizado. El perfil de cooperante cada vez es más riguroso, pues se les exige ser un “todo terreno”: saber de contabilidad, pues van a ser los encargados de llevar las finanzas de los proyectos;  saber dirigir grupos, facilidad de adaptación a culturas diferentes y, a lo menos, saber dos o tres idiomas.  En cambio, desde la lejanía, desde su propio país, muchas veces se les considera, simplemente, como gente a la  que le gusta viajar, o se les acusa de cobrar un sueldo por el trabajo que realizan (se cree que este tipo de actividad debería hacerse de forma altruista. En mi opinión, tal visión es heredada por el trabajo que ha realizado normalmente La Iglesia y sus misioneros).
 Hay una incapacidad evidente de verles cómo profesionales.
Desde los años 90, el sector ha dado un giro importante en la manera de enfocar su colaboración con los países del tercer mundo. Sobre todo, las ONG´s de corte progresista están dejando el papel paternalista y caritativo hacia estos países, propiciando que los colectivos locales sean los verdaderos protagonistas de su desarrollo. Algo lógico, si pensamos que  el que, en justicia,  puede poner  solución a sus problemas es el que los sufre; y, desde luego, será el que mejor los conozca.
La gran finalidad de  una ONG como empresa sin ánimo de lucro, comprometida con algún sector de la sociedad, debe ser propiciar su propia  desaparición, debido a la solución del problema que combaten.
Para finalizar, decir que el  verdadero problema es que tengan que existir estas organizaciones, encargadas de poner tiritas a las heridas causadas por los Estados, o por el sistema que los alberga.
Siendo encargadas de fomentar el desarrollo, nos encontramos con organizaciones llegadas de  países que, con su política económica, causan muchos de los problemas de la zona.
Pero aún con sus contradicciones, es importantísima y necesaria la labor de las ONG´s, tanto en un plano nacional como internacional.
Terminemos con un comentario sencillo y seguramente innecesario: un ciudadano, a la hora de colaborar, debe asesorarse con qué organización lo hace, como también lo haría ante la elección de colegio para su hijo.
Las ONG´s merecen, cuando menos,  “presunción de inocencia”.

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